Comentario
Las estepas del sur de Rusia y Ucrania ven durante este momento el desarrollo de variantes locales del Epigravetiense conocidas como culturas de Mezin en Ucrania y de Molodova en Moldavia. Éstas derivan claramente del Gravetiense local y en muchos aspectos hereda elementos anteriores. Su industria se puede considerar como epigravetiense, y en muchos aspectos sigue la norma común a todo el Paleolítico Superior Final: la reducción en dimensiones de los tipos líticos, sobre todo por la presencia de microlitos. La industria ósea aparece ricamente decorada, siendo sobre todo importante la presencia en Mezin y Mezirich de huesos como cráneos, mandíbulas y omóplatos pintados. La decoración es sobre todo de líneas quebradas paralelas, que encontramos no sólo en los huesos pintados citados, sino también grabadas sobre espátulas o brazaletes. Las "venus" se encuentran también en este momento, aunque reducidas a simples esquemas triangulares, que a veces hacen complicada su interpretación si no pudiéramos relacionarlas con los modelos del Gravetiense. En Mezirich un hueso grabado en varios frisos ha sido interpretado como un posible paisaje o mapa, al poder corresponder los frisos con las cabañas del yacimiento, los ríos cercanos, etc.
Las estructuras de habitación alcanzan en este momento, en algunos casos, cotas de complejidad que nos obligan a hablar de una auténtica arquitectura realizada con huesos de mamut. En Mezirich se descubrieron los restos de más de cuatro cabañas de forma circular de 6 a 8 metros de diámetro. En todos los casos los muros estaban fabricados con restos de mamuts, contándose más de 25 cráneos en Mezirich 1 y más de 50 mandíbulas en Mezirich 4. En esta última, las mandíbulas estaban insertadas unas en otras en espina de pescado, para dar resistencia al conjunto. Estos elementos estaban sistemáticamente reforzados con huesos largos y defensas, y algunas veces con fragmentos de columnas vertebrales. En algunos casos, como Kostienki XI 1a (Anosovka II), se detectó la presencia de un muro de huesos que dividía en dos la estructura. Como ya dijimos, estas cabañas no se encontraban aisladas, sino que todos los datos obligaban a pensar en auténticos poblados. Sin duda, el trabajo que debió costar su construcción las convirtieron en lugares especiales, por lo que algunos autores plantean alguna forma de sedentarización. La coexistencia de estas estructuras enormemente complejas con otras más simples, que sólo se identifican por los restos líticos y óseos, y que hacen pensar en superestructuras livianas de madera, supone, sin embargo, mantener un sistema de hábitats alternos entre grandes lugares de integración y otros de disgregación,como ocurre tanto durante el Gravetiense como en otros momentos del Paleolítico Superior.